Los casos que involucran actos criminales cometidos por terceros son de los más difíciles de litigar. La ley generalmente no favorece a los demandantes en estas situaciones, especialmente cuando se trata de probar la previsibilidad y el deber legal frente a actos violentos e inesperados. Desde el inicio, el demandado sostuvo que el tiroteo fue completamente imprevisible y negó toda responsabilidad por los daños causados.
Litigamos el caso de manera agresiva, logrando obtener pruebas clave, aunque difíciles de conseguir, que evidenciaban fallas sistémicas y una preocupante falta de protocolos básicos de seguridad. El demandado se opuso en todo momento: resistió la entrega de pruebas, minimizó las señales de advertencia y se negó a reconocer cualquier deficiencia en los procedimientos de seguridad.
A pesar de estos obstáculos, y de la dificultad inherente de asignar responsabilidad en un caso que involucra conducta criminal de un tercero, nos mantuvimos firmes. Gracias a nuestra persistencia, estrategia cuidadosa y búsqueda incansable de la verdad, logramos asegurar un acuerdo de $30 millones a favor de nuestra clienta.
